Scuderia Life, o como hacer el ridículo en la F1.
En el año 1990 se pudo ver como la ilusión de un tifosi, se convertía
primero en un sueño hecho realidad para más tarde convertirse en la gran
pesadilla de la F1, si a este deporte e le llama el Gran Circo, la escudería
Life eran los payasos tristones.
El triste final de la escudería española HRT que se
pudo ver en la temporada 2012, provocó que multitud de aficionados al motor se
preguntaran si era el final de la escudería con peores registros en la historia
de la F1. Carreras cuyo objetivo era meramente llegar – después de ser multitud
de veces doblado – la falta de modificaciones y que los pilotos pagaran por
poder correr, dieron al traste con la escudería española, pero no convirtiéndose
en la peor de la historia, ese honor se la queda Life.

En la temporada en que Alain Prost defendía su tercera
corona mundial y que fue arrebatada por el sensacional Ayrton Senna, se dio
lugar una de las historias más curiosas y desconocidas de la F1. Mientras
escuderías como Ferrari, McLaren o Benetton tenían como objetivo el campeonato
del mundo, un poco más atrás se encontraba la reciente Scudería Life, cuyo
único objetivo era llegar al circuito a tiempo y poder montar el coche a su
hora, arrancarlo y que no se parara no entraba aun en los planes.
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Ernesto Vita |
Ernesto Vita fue un fanático de las carreras desde
joven, ya en los años 70´s se le pudo ver competir en las disciplinas de
Fórmula Ford y en F3, pero su progenitor – responsable de la fortuna de Ernesto – le impuso dejar esa afición a la gasolina y velocidad, hasta que en
1989 decide crear su propia escudería de F1, la cual prestaría su apellido: Life,
Vita en inglés.
El pequeño proyecto de escudería, decide revolucionar el mundo de la F1 utilizando un
motor de 12 cilindros en posición W – tres filas de 4 cilindros – para la cual se decide formar la nueva compañía de investigación e ingeniería Life Racing Engines, presidida por su esposa y tomando él las funciones de
vice-presidente y de director general.
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Bruno Giacomelli |
Con su nuevo coche – el L190 – se decide contratar los
servicios de Gary Brabham, hijo de la gran leyenda Jack Brabham para así dar un
golpe publicitario, además de creer que el talento se hereda de padres a hijos.
El coche que se presenta para la primera carrera en Estados
Unidos es un despropósito, el famoso motor W12 rinde tan sólo 500 cv – 200 menos
que el resto de competidores – un volante tan parco que sólo contaba con 10
botones, la ausencia de radio en el coche, un chasis pesado y muy rígido, además
de que la transmisión, la caja de cambios y los amortiguadores son de tan baja
calidad que en conjunto hace que autos que compitieron 20 años antes, fueran
más rápidos que en Life.
Como es normal, Life no se pudo clasificar para la
carrera de Estados Unidos ni para la siguiente de Brasil, por ellos Brabham
decidió irse del equipo dejando el dorsal 39 vació para el veteranísimo piloto
Bruno Giacomelli, que llevaba casi 7 años sin pilotar un monoplaza de Fórmula
1, pero al estar sponsorizado aún con Malboro, sus honorarios no corrían a
cargo de la escudería.
La casi ausencia se sponsor de la escudería, sumado al
color rojo del monoplaza, hacía que pareciera un monoplaza de pruebas de
Ferrari, pero prestando un poco de atención, se veía al lado de la bandera de
Italia, la bandera de otra nación extraña en el mundo de la F1, se podía ver la
hoz y el martillo de la bandera soviética, ¿por qué? Uno de los pocos
patrocinadores de Life, era el conglomerado PIC, proveedor de la industria
aeroespacial, subcontrata para los submarinos atómicos y productor de un
programa semanal de televisión sobre automovilismo
La ausencia de motorhome en el equipo respondía a que
las charlas entre el ingeniero Maurizio Ferrari y su piloto eran innecesarias,
además el equipo completo era de tan sólo 6 personas, incluyendo a la persona
que conducía el camión y que ayudaba en el box en lo que podía.
Después de 12 carreras en las que no se pudo
clasificar para la salida en ninguna, se decide olvidar del motor W12 y volver
al viejo Judd V8, para que en la carrera número 13 en Portugal empezara la buena
suerte. Al intentar introducir el mastodóntico V8 en el monoplaza, se
percataron que no entraba, por lo que se perdió otra oportunidad de ver al Life
en acción, oportunidad que si que se pudo ver en el siguiente Gran Premio en
España, logrando después de modificar chasis, suspensiones, caja de cambios y
puntos de agarre del motor, ver al Life dar casi tres vueltas, logro que no fue
suficiente para clasificarse para la salida, por lo que después de 14 intentos
fallidos por empezar una carrera y a falta de dos para finalizar la temporada,
se decidió abandonar el proyecto y dejar el sueño de la F1 dentro del cajón.
Aunque pueda parecer extraño, la escudería Life era
querida por la gran mayoría de aficionados al motor, ya que era un ejemplo de
trabajo en equipo – a la hora de cambiar las ruedas se debía de hacer a mano,
por lo que el tiempo empleado era casi 50 ó 60 veces mayor que las otras
escuderías – y de obstinación por un objetivo: participar en la competición más
avanzada tecnológicamente del mundo, la Fórmula 1.
Fuente: formula1.com, dreamcarspain.com,
f1rejects.com,…
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