Diseñado para ser el carruaje de los monarcas, acabó siendo objeto de deseo de las grandes fortunas europeas que lograron escapar de la depresión de los años 30.
El Bugatti Royale Type 41 fue una de las grandiosas ideas del fundador de la firma Ettoren Bugatti. Bajo una perspectiva económica, el Type 41 acarreo grandes perdidas y decepciones a la firma francesa.
Desde antes de la Gran Guerra – posterior mente bautizada como la Primera Guerra Mundial – Bugatti deseaba un trozo del mercado de automóviles de gran lujo reservado hasta entonces a la española Hispano Suiza, Rolls Royce en Inglaterra, Maybach en Alemania, Issota Fraschini en Italia. Por ello y aprovechando el gran stock de motores de aviación y la experiencia en la fabricación de éstos, decide en 1927 fabricar su propio auto de monarcas, el Bugatti Royale Type 41.
La cifra elegida de unidades fabricadas fue de 25. El coste de producción y el desorbitado precio final, rebajaron de manera drástica la cifra inicial, dejando en sus años de producción – hasta 1933 – un total de seis unidades finales, cada una de ellas y como era normal en la época, carrozadas según el gusto del cliente.
Con más de seis metros de longitud y más de 4 toneladas de peso – 350 kg destinados al motor – el Type 41 necesitaba de potencia. La totalidad de las unidades fabricadas contaban con un monstruoso propulsor de 12.763 cc – la primera unidad contaba con un motor de 14.726 cc – que lograba unos 300 cv de potencia máxima a escasas 1.700 revoluciones por minuto. Toda esta energía se trasladaba al asfalto logrando una punta de velocidad de 160 km/h con una relación de tres marchas en la caja de cambios.
Los caros carroceros europeos aumentaban la cifra final de cada unida de – cercanos a los 43.000$ de la época – desprendiendo un precio dos veces mayor que el modelo Rolls Royce. El lujo y exclusividad hicieron un perfil de ADN único de cada Type 41.
Bajo el número de chasis 41.100 se fabricó el primer Type 41 con el objetivo de vendérselo al mayor coleccionista y amantes de autos de la época, el Rey Alfonso XIII de España. Bajo una carrocería de Packard Eight y una motorización cercana a los 15 litros – le convertiría en el vehículo de mayor cilindrada jamás visto – fue rechazado por el monarca español, siendo únicamente el Rey Zog de Albania, el único miembro de la realeza europea deseoso de pagar el coste de tan magnífica unidad. Bugatti deseoso de que sus autos sólo estuvieran en las mejores manos, rechazó vendérselo quedándose como prototipo en la fábrica de Bugatti.
Esta primera unidad varió en repetidas ocasiones de carrocería. En primer lugar se le atribuyo una carrocería con aspecto de coche Simón, poco estética y nada lujosa, que recordaba a los automóviles públicos, una imagen inaceptable para un coche que costaba una fortuna. Después, Bugatti la sustituyo por una carrocería Weymann, de líneas más lujosas y acertadas.
Fue Ettore quien en un viaje de París a Estraburgo quien se quedó dormido, destrozando la carrocería en un inoportuno accidente. Años después, en 1963, Fritz Schlumpf adquirió esta unidad que desde entonces, bajo el nombre de "Royale Coupe Napoleón", se expone en el Museo de Mulhouse, en Francia.
De las seis unidades fabricadas – recordando que inicialmente se deseaban construir 25 – sólo tres fueron vendidas, las restantes se quedaron relegadas en el garaje familiar.
A pesar de que cada unidad estaba carrozada por una firma diferente, todas contaban con un detalle único, la figura que cubría la tapa del radiador, la escultura de un elefante que parece estar danzando obra del Rembrandt Bugatti, hermano de Ettore, un afamado artista de la época por sus representaciones de animales.
La segunda unidad fabricada y la primera que encontró propietario, fue el Bugatti Royale Coupe de Ville por Binder chasis 41.111. Vendido al fabricante de ropa francés Armand Esders, dispone de abertura para la localización del chofer o conductor.
Más tarde perteneció al político francés Paternotre el cual después de un corto periodo de tiempo se lo vendió al rey de Bulgaria, transferencia que no logró realizarse por el estadillo de la Segunda Guerra Mundial.
Esta unidad pasó los años de la guerra en las alcantarillas de París, escondido de las tropas de ocupación Nazi hasta que fue encontrado por las fuerzas aliadas y vendido a Dudley C Wilson de Florida en 1954 hasta su muerte en 1961.
Pasó hasta por otros dos propietarios, hasta que el Bugatti Royale Coupe de Ville por Binder fue adquirido por una cifra superior a los 20 millones de dólares por la firma Volkswagen, propietaria de la actual Bugatti.
Dentro de la singularidad de cada Type 41, se fabricó por esta época una segunda unidad con chasis 41.111 la cual recoge una curiosidad mayor. El Swoopy Esders Convertible Royal, fue carrozado sin faros delanteros ya que su primer propietario – actualmente y desde 1999 pertenece a Ferdinand Peich, el cual pagó por él alrededor de 4.000.000 de dólares – no le gustaba conducir de noche.
Particularmente complicado fue integrar el chasis y motor del Royale en una carrocería roadster, la cual finalizada, no entrega al afortunado individuo que lo pueda apreciar, un aire de distinción que Jean Bugatti – diseñador del Type 41 – deseaba.
El modelo fue destruido y reconstruido a partir del chasis original, por lo que no se le considera uno de los seis “originales”. A pesar de ello, es una de las estrellas del Musee National de l'Automobile en Mulhouse, Francia.
Fue el Dr. Josef Fuchs quien fue el propietario de la tercera unidad – Bugatti Royale Cabrio Ludwig Weinberger chasis 41.121 – quien por miedo al incremento de poder del nazismo en su Alemania natal, huyó a Italia, Shangai y finalmente a Nueva York con su Type carrozado por los alemanes de Ludwig Weinberger.
Pocos meses antes de la Segunda Guerra Mundial, el Royale sufrió de congelación, quedando el motor inservible como su chapa muy deteriorada. Durante años pasó oculto bajo una lona, hasta que por 400$ fue vendido como chatarra a Charles Chayne, el cual se convirtió en vicepresidente de Ingeniería de General Motors.
En la actualidad se puede visitar esta tercera unidad Bugatti Royale Cabrio Ludwig Weinberger ya restaurada – con una pintura blanca en vez de la natural amarrilla y negra – en el museo Henry Ford, en Michigan, Estados Unidos.
La única de las unidades fabricadas con neumático de repuesto y quizá el más distinguido, fue la cuarta unidad producida. Carrozado al más puro estilo británico por Pak Ward & Co. Ltd de Londres, actualmente pertenece a la colección Schlumpf.
Fuel el Bugatti Royale Limousine por Park Ward – chasis 41.131 – el indicado para que Pak Ward & Co. Ltd devolviera la sobriedad al Royale la cual se estaba alejando a través del carácter deportivo de sus predecesores de dos puertas.
En quinto lugar y el más sombrío de todos – gracias su elevada cifra de subasta en 1987 – fue el modelo Bugatti Royale Kellner Cupé, diseñado por el mismísimo Ettore – razón por la que tal vez llegó a los 8,7 millones de dólares –. Fue en 1930 cuando se puedo apreciar por primera vez al quizás automóvil de entreguerras más bello que se ha fabricado.
Fueron varios los automóviles propiedad de Etton, pero el sexto Type 41 – Bugatti Royale Berline de Voyage – era su predilecto. Utilizado por el mismo Etton como vehículo particular, reflejaba su estatus de poder y belleza sobre ruedas.
Ettore Bugatti, utilizó el sexto y último fabricado como vehículo de uso personal hasta el final de sus días. Símbolo de poder, belleza e ingeniería como sus creadores.
Estos vehículos aparecen siempre como los más deseados cuando en las escasísimas ocasiones en que sus dueños desean desprenderse de ellos.
Desde antes de la Gran Guerra – posterior mente bautizada como la Primera Guerra Mundial – Bugatti deseaba un trozo del mercado de automóviles de gran lujo reservado hasta entonces a la española Hispano Suiza, Rolls Royce en Inglaterra, Maybach en Alemania, Issota Fraschini en Italia. Por ello y aprovechando el gran stock de motores de aviación y la experiencia en la fabricación de éstos, decide en 1927 fabricar su propio auto de monarcas, el Bugatti Royale Type 41.
La cifra elegida de unidades fabricadas fue de 25. El coste de producción y el desorbitado precio final, rebajaron de manera drástica la cifra inicial, dejando en sus años de producción – hasta 1933 – un total de seis unidades finales, cada una de ellas y como era normal en la época, carrozadas según el gusto del cliente.
Con más de seis metros de longitud y más de 4 toneladas de peso – 350 kg destinados al motor – el Type 41 necesitaba de potencia. La totalidad de las unidades fabricadas contaban con un monstruoso propulsor de 12.763 cc – la primera unidad contaba con un motor de 14.726 cc – que lograba unos 300 cv de potencia máxima a escasas 1.700 revoluciones por minuto. Toda esta energía se trasladaba al asfalto logrando una punta de velocidad de 160 km/h con una relación de tres marchas en la caja de cambios.
Los caros carroceros europeos aumentaban la cifra final de cada unida de – cercanos a los 43.000$ de la época – desprendiendo un precio dos veces mayor que el modelo Rolls Royce. El lujo y exclusividad hicieron un perfil de ADN único de cada Type 41.
Royale Coupe Napoleón |
Esta primera unidad varió en repetidas ocasiones de carrocería. En primer lugar se le atribuyo una carrocería con aspecto de coche Simón, poco estética y nada lujosa, que recordaba a los automóviles públicos, una imagen inaceptable para un coche que costaba una fortuna. Después, Bugatti la sustituyo por una carrocería Weymann, de líneas más lujosas y acertadas.
Fue Ettore quien en un viaje de París a Estraburgo quien se quedó dormido, destrozando la carrocería en un inoportuno accidente. Años después, en 1963, Fritz Schlumpf adquirió esta unidad que desde entonces, bajo el nombre de "Royale Coupe Napoleón", se expone en el Museo de Mulhouse, en Francia.
De las seis unidades fabricadas – recordando que inicialmente se deseaban construir 25 – sólo tres fueron vendidas, las restantes se quedaron relegadas en el garaje familiar.
A pesar de que cada unidad estaba carrozada por una firma diferente, todas contaban con un detalle único, la figura que cubría la tapa del radiador, la escultura de un elefante que parece estar danzando obra del Rembrandt Bugatti, hermano de Ettore, un afamado artista de la época por sus representaciones de animales.
Bugatti Royale Coupe de Ville por Binder |
Más tarde perteneció al político francés Paternotre el cual después de un corto periodo de tiempo se lo vendió al rey de Bulgaria, transferencia que no logró realizarse por el estadillo de la Segunda Guerra Mundial.
Esta unidad pasó los años de la guerra en las alcantarillas de París, escondido de las tropas de ocupación Nazi hasta que fue encontrado por las fuerzas aliadas y vendido a Dudley C Wilson de Florida en 1954 hasta su muerte en 1961.
Pasó hasta por otros dos propietarios, hasta que el Bugatti Royale Coupe de Ville por Binder fue adquirido por una cifra superior a los 20 millones de dólares por la firma Volkswagen, propietaria de la actual Bugatti.
Swoopy Esders Convertible Royal |
Particularmente complicado fue integrar el chasis y motor del Royale en una carrocería roadster, la cual finalizada, no entrega al afortunado individuo que lo pueda apreciar, un aire de distinción que Jean Bugatti – diseñador del Type 41 – deseaba.
El modelo fue destruido y reconstruido a partir del chasis original, por lo que no se le considera uno de los seis “originales”. A pesar de ello, es una de las estrellas del Musee National de l'Automobile en Mulhouse, Francia.
Bugatti Royale Cabrio Ludwig Weinberger |
En la actualidad se puede visitar esta tercera unidad Bugatti Royale Cabrio Ludwig Weinberger ya restaurada – con una pintura blanca en vez de la natural amarrilla y negra – en el museo Henry Ford, en Michigan, Estados Unidos.
La única de las unidades fabricadas con neumático de repuesto y quizá el más distinguido, fue la cuarta unidad producida. Carrozado al más puro estilo británico por Pak Ward & Co. Ltd de Londres, actualmente pertenece a la colección Schlumpf.
Bugatti Royale Limousine por Park Ward |
Bugatti Royale Kellner Cupé, |
Bugatti Royale Berline de Voyage |
Fueron varios los automóviles propiedad de Etton, pero el sexto Type 41 – Bugatti Royale Berline de Voyage – era su predilecto. Utilizado por el mismo Etton como vehículo particular, reflejaba su estatus de poder y belleza sobre ruedas.
Ettore Bugatti, utilizó el sexto y último fabricado como vehículo de uso personal hasta el final de sus días. Símbolo de poder, belleza e ingeniería como sus creadores.
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