Considerado como el primer coche de producción concebido con la mínima resistencia aerodinámica como una característica de diseño, el Tatra T87, tomó prestado los rasgos aerodinámicos de sus predecesores, para sí crear uno de los modelos más vistosos y con el menor coeficiente aerodinámico jamás creado.
La firma Tatra, toma prestado el nombre de los Montes Tatra, cordillera en la frontera de Polonia y Eslovaquia. Este nombre siempre se podrá ver acompañado del icónico símbolo V8 en cada uno de los modelos de la firma checa, al ser motorizado todos sus modelos, con esta distribución y número de cilindros.
El Tatra T87 de 1937 fue para la firma afincada en Kopřivnice – República Checa – la culminación del desarrollo tecnológico que habían iniciado con el anterior modelo T77, quedando el T87 como el coche de vanguardia automovilística en una época que sus competidores europeos, no pasaban de crear carruajes con motor.
Cada una de las 3000 unidades producidas – cifra escandalosamente baja – contaban con una estructura autoportante, soportando el tremendo motor de posición trasera, cuya aleación de magnesio y 2500 cc de V8, lograba obtener unos escasos 75cv, empujando el T87 hasta una velocidad máxima de 150 km/h.
Toda la refrigeración que requería este V8, eran satisfechas por las dobles entradas de aire a cada lado del Tatra T87. Para disipar el calor producido, se decidió por unas rendijas en la parte superior del motor, dejando una zaga de vistoso perfil.
Esta posición del motor, provocaba constantes “sustos”, debido a los casos de subviraje. La perfecta sintonía aerodinámica del Tatra T87, reflejada en un diseño que rompía con la entonces tradición, no pudo hacer nada con el pésimo reparto de pesos..
Hans Lebinka como diseñador jefe del T87, optó por un modelo cuyo flujo aerodinámico fuera casi perfecto, compensando así la escasa potencia del motor. Ruedas carenadas en la parte trasera y una más que lustrosa aleta trasera, deberían proporcionar al T87, esa facilidad y elegancia en ruta que en algunas ocasiones logró.
El interior del modelo, accediendo a través de puertas suicidas, se puede apreciar un aire art decó en cada rincón del T87. Con una serie de botones de fácil uso, el conductor disponía de una gran visibilidad, siempre y cuando se mirara hacia adelante, ya que la posición trasera del motor, hacía imposible la visibilidad trasera.
La ya citada visibilidad delantera, estaba bajo la responsabilidad del cristal delantero debido en tres partes, al no estar estandarizado la opción de la cobertura en la elaboración de cristal.
Como la visibilidad trasera, el espacio para equipaje tampoco fue clave en el Tatra T87. Con el motor ocupando la posición trasera, la delantera estaba reservada para las ruedas de repuesto, tan necesarias en ese periodo. Continuando con lo inusual de este modelo y aumentando la luz interior del Tatra T87, contaba con un techo solar, de apertura naturalmente manual.
Si la visibilidad natural estaba desarrollado con novedades como el techo solar, la visibilidad artificial tampoco sería común. Un tercer punto de luz delantero, proporcionaba un incremento de visibilidad del mismo grado como de extrañeza ante los presentes.
Visto en perspectiva, el Tatra T87 dispone de una silueta y sencillez muy similar al de todo un clásico del automóvil, el Volkswagen Beetle. Tal es la similitud, que hubo rumores sobre que no fue otro sino el T87, la base por la que Adolf Hitler y Ferdinand Porsche crearon su icónico “coche del pueblo”.
La Segunda Guerra Mundial, no permitió a Hans Ledwinka, el diseñador del T87, a poder iniciar un pleito contra VW. No fue hasta 1961 cuando se llegó a un acuerdo extrajudicial, gracias a la reapertura del caso.
Fuente: autopasion18.com, eltiempo.com, noticias.coches.....
El Tatra T87 de 1937 fue para la firma afincada en Kopřivnice – República Checa – la culminación del desarrollo tecnológico que habían iniciado con el anterior modelo T77, quedando el T87 como el coche de vanguardia automovilística en una época que sus competidores europeos, no pasaban de crear carruajes con motor.
Cada una de las 3000 unidades producidas – cifra escandalosamente baja – contaban con una estructura autoportante, soportando el tremendo motor de posición trasera, cuya aleación de magnesio y 2500 cc de V8, lograba obtener unos escasos 75cv, empujando el T87 hasta una velocidad máxima de 150 km/h.
Toda la refrigeración que requería este V8, eran satisfechas por las dobles entradas de aire a cada lado del Tatra T87. Para disipar el calor producido, se decidió por unas rendijas en la parte superior del motor, dejando una zaga de vistoso perfil.
Esta posición del motor, provocaba constantes “sustos”, debido a los casos de subviraje. La perfecta sintonía aerodinámica del Tatra T87, reflejada en un diseño que rompía con la entonces tradición, no pudo hacer nada con el pésimo reparto de pesos..
Hans Lebinka como diseñador jefe del T87, optó por un modelo cuyo flujo aerodinámico fuera casi perfecto, compensando así la escasa potencia del motor. Ruedas carenadas en la parte trasera y una más que lustrosa aleta trasera, deberían proporcionar al T87, esa facilidad y elegancia en ruta que en algunas ocasiones logró.
El interior del modelo, accediendo a través de puertas suicidas, se puede apreciar un aire art decó en cada rincón del T87. Con una serie de botones de fácil uso, el conductor disponía de una gran visibilidad, siempre y cuando se mirara hacia adelante, ya que la posición trasera del motor, hacía imposible la visibilidad trasera.
La ya citada visibilidad delantera, estaba bajo la responsabilidad del cristal delantero debido en tres partes, al no estar estandarizado la opción de la cobertura en la elaboración de cristal.
Como la visibilidad trasera, el espacio para equipaje tampoco fue clave en el Tatra T87. Con el motor ocupando la posición trasera, la delantera estaba reservada para las ruedas de repuesto, tan necesarias en ese periodo. Continuando con lo inusual de este modelo y aumentando la luz interior del Tatra T87, contaba con un techo solar, de apertura naturalmente manual.
Si la visibilidad natural estaba desarrollado con novedades como el techo solar, la visibilidad artificial tampoco sería común. Un tercer punto de luz delantero, proporcionaba un incremento de visibilidad del mismo grado como de extrañeza ante los presentes.
Visto en perspectiva, el Tatra T87 dispone de una silueta y sencillez muy similar al de todo un clásico del automóvil, el Volkswagen Beetle. Tal es la similitud, que hubo rumores sobre que no fue otro sino el T87, la base por la que Adolf Hitler y Ferdinand Porsche crearon su icónico “coche del pueblo”.
La Segunda Guerra Mundial, no permitió a Hans Ledwinka, el diseñador del T87, a poder iniciar un pleito contra VW. No fue hasta 1961 cuando se llegó a un acuerdo extrajudicial, gracias a la reapertura del caso.
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