Pininfarina y Ferrari. Ferrari y Pininfarina. Dos nombres asociados de la misma manera que “Italia” y “Cavallino”. Escondido en un almacén de Carozzeria Pininfarina, no hace muchos años fue adquirido por un amante del motor, el cual tras una costosa restauración casi termina en llamas.
Empecemos por el principio. Los orígenes del Ferrari 512 S Modulo se asientan en la competición, los cambios de normativa de la FIA y la rivalidad en la pista con la alemana Porsche, en concreto con su icónico modelo 917.
Para que la firma de Maranello pudiera a finales de los años 60 continuar en las competiciones de resistencia de la FIA del Grupo 6, debió cambiar sus prototipos de más de 5 litros de cubicaje de motor, en vehículos de producción – al menos 25 unidades – con un máximo de 3 litros de cilindrada. Toda una revolución.
La mayoría de las unidades fabricadas del Ferrari 512 S, fueron a parar a manos de pilotos de competición. Una de las que no fueron a parar a las pistas de asfalto, fue la unidad que adquirió el propio Pininfarina. ¿Cómo sería posible mejorar el “mejor de los Ferraris” del momento? Usando el chasis y el motor original en una – impactante – carrocería marca Pininfarina, diseñada por uno de sus hombres estrella: Paolo Martin.
La mayoría de las unidades fabricadas del Ferrari 512 S, fueron a parar a manos de pilotos de competición. Una de las que no fueron a parar a las pistas de asfalto, fue la unidad que adquirió el propio Pininfarina. ¿Cómo sería posible mejorar el “mejor de los Ferraris” del momento? Usando el chasis y el motor original en una – impactante – carrocería marca Pininfarina, diseñada por uno de sus hombres estrella: Paolo Martin.
Si sus características de velocidad y potencia no eran suficiente para aupar al 512 S Modulo al Olimpo de la automoción, su diseño completaba los requisitos: Ruedas carenadas – que obligaban a un radio de giro muy escaso –, techo acristalado y un perfil de lo más afilado.
Los mismos puntos que entregaban al 512 S Modulo el aura de “vehículo único”, fueron los que impidieron que saliera en producción, y lo dejaron encerrado durante años en el garaje privado de Pininfarina.
A mediados de la década pasada y a manos del neoyorkino James Glickenhaus, el 512 S Modulo vio la luz del sol de nuevo. Y no sólo eso. Fue sometido a un minucioso proceso de puesta al día mecánica.
Solucionado estos problemas, de nuevo se puede afirmar que hay una antigua/nueva estrella en las carreteras.
Fuente: motor.es, motorpasion.com, escuderia.com, Car&Driver.com, ...
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