Desde la alta aristocracia
norteamericana, hasta los más humildes orígenes de un amante de la tauromaquia,
pasando por la valentía de un aviador, historias y leyendas se cruzan hasta formar
una imagen que represente el alma de una compañía de fabricación de automóviles.
La falta de una familia real y una nobleza – en sentido clásico – no le importó al militar y explorador francés Antoine Lamuet, para que después de fundar la que hoy es la ciudad de Detroit – núcleo del sector automovilístico de todo Estados Unidos – se inventara un blasón y se autoproclamara “Señor de Cadillac de la Mothe”.
Posiblemente
no habría cabida a una discusión ante la cuestión sobre la compañía más famosa de autos de todo el mundo y en caso de haberla,
definiendo el campo a autos deportivos, la inmensa mayoría reconocería a la
italiana Ferrari como la número uno, siendo reconocido su logo en cualquier
parte del mundo.
El
“Cavallino Rampante” nació como símbolo de Ferrari
casi desde el inicio de ésta – prestado a los modelos de competición de Alfa
Romeo durante esos primeros años – siendo oficial y obligatorio la inclusión
del Cavallino en todo material de la marca desde 1929.
En
la actualidad se puede disfrutar observando cualquier modelo de Ferrari, el
cual llevará sobre su asombrosa carrocería el logo del Cavallino en color
negro, sobre un fondo amarillo y con los colores de la bandera italiana en
posición horizontal en la parte superior, todo ello reunido dentro de una
figura con forma de escudo heráldico
con las letras SF – Scuderia Ferrari – en los modelos de mayor valor (cercanos
a los modelos de competición), encontrándose únicamente el Cavallino en una forma rectangular con fondo amarillo en
aquellos modelos más “tranquilos” y de calle.
El
por qué de esta representación, se remonta a los primeros años de paz después
de la Primera Guerra Mundial, donde Enzo
Ferrari – fundador de la compañía – siendo el vencedor de la carrera que recorría
el circuito de Savio – en Ravenna, Italia -
El
17 de junio de 1923, Enzo Ferrari ganó una carrera en el circuito de Savio, en
Ravenna, donde conoció a la Condesa Paolina, madre del Conde Francesco Baracca, un as de la Aeronáutica militar y héroe
nacional tras la Primera Guerra Mundial, que solía pintar un caballo en los
laterales de sus aviones. La Condesa pidió a Enzo que usara dicho caballo en
sus coches, como un amuleto.
Enzo
siempre utilizó el caballo de Baracca con modificaciones,
siendo el mayor de los cambio, pintarlo en negro – en honor a los pilotos
italianos caídos en la Gran Guerra – en vez del original rojo. La cola del equino apuntaba hacia abajo en
el aviado de Baracca, cambiando hacia arriba para los autos de Ferrari, como
así los cascos de las patas, las
cuales en el original no tenían una definición fija, la pragmática mente de
Enzo no iba a permitir dicho desorden, estando las cuatro puntas de las patas en línea recta, formando un ángulo de 58
grados con la horizontal, además de formar una línea vertical el casco de la
pata trasera izquierda con la punta de la oreja derecha.
No
se debe confundir el emblemático logo de Ferrari con otros similares, como son
el del caso de la empresa petrolera austriaca Avanti. Caso curioso es el de Porsche
que radicando su sede en Stuttgart, siendo este nombre procedente de
Stutengarten, una forma del alemán arcaico Gestüt, que se traduce al castellano
como yeguada y al italiano como Scuderia, utilizando de esta manera y desde su
inicio de un caballo incorporado en el escudo heráldico.
El
piloto y fundador de la marca italiana de motocicletas Ducati – Favio Taglioni –, utilizó en sus primeros modelos el
caballo de Baracca al haber nacido en su misma ciudad, siendo su padre piloto
de aviación también. El crecimiento de la popularidad de Ferrari – y un
supuesto pago a Favio – hizo que abandonara el uso del caballo negro.
La firma de superdeportivos Lamborghini se sustentó en sus inicios con la gran fortuna de su
fundador Ferruccio Lamborghini, amante y apasionado del mundo del toro,
incorporando un auténtico toro bravo en el logo de todas sus obras de arte con
ruedas además de referencias a la tauromaquia en la totalidad de sus diferentes
modelos a excepción del Lamborghini Countach.
Todos ello pertenecen ya a la cultura popular y son perfectamente reconocibles.
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